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viernes, 1 de enero de 2010

EL ARREPENTIMIENTO

EL ARREPENTIMIENTO



Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Mt. 4:17

A todos os fueron dados los Mandamientos del Padre; para que nadie cayera en pecado; vuestro sistema de vida, os hundió en el pecado; empezando por el desprecio a las Escrituras del Padre; estáis marcados para toda la eternidad; sólo os queda el arrepentimiento; porque todo es posible en el Padre.

Por donde se pecó, se inicia el arrepentimiento.

El arrepentimiento de los hijos cuando se encuentran frente a la gloria del Padre es tal, que le prometen pagar sus errores, ojo por ojo; diente por diente; molécula por molécula; célula por célula; idea por idea; porque estando frente al Padre, todo se vuelve vida; materia y espíritu son vivientes; todo espíritu que ha hecho el mal, vé que lo que hizo, afecta al todo sobre el todo; vé que nadie es único; sólo el Padre lo es; he aquí una de las causas, de la inmensa variedad de destinos.

El arrepentimiento también es viviente delante del Padre; tal como lo es su infinita creación; el arrepentimiento defiende ante el Padre, al espíritu que acudió a él; es por eso que es más fácil que sea salvo, un espíritu que se arrepintió, a uno que no se arrepintió; porque este último anuló todo posible defensor; sólo por el arrepentimiento, se llega al Padre; porque la iniciativa debe salir del mismo espíritu; debe salir de sí mismo; porque es más auténtica delante del Padre; el que no se arrepiente, atrae a las tinieblas; ellas se interesan por todo espíritu que titubea ante la luz; porque se aprovechan de su debilidad; el arrepentimiento crea otros tiempos y espacios, que hacen que las tinieblas se contenga; porque hasta las tinieblas, tienen leyes que cumplir; el nó atropellarlas, es prueba propia de las tinieblas; luz y tinieblas rinden cuenta al Padre en sus respectivas leyes.

Todo arrepentimiento pide pagar su deuda; es por eso que estáis en la vida humana; unos pagan de una forma, y otros de otra; unos de mayor jerarquía y otros de menor jerarquía; unos con más conocimiento, y otros con menos conocimiento; unos en una situación y otros en otra situación; unos piden ser mujer para estar en armonía con su deuda y otros piden ser hombres; se paga deuda y se gana un nuevo conocimiento; se pide tal ó cual familia, para hacer cumplir mejor lo que se propuso; se pide lo que todos estáis viviendo; hasta el mínimo acto que hicísteis en la vida, lo pedísteis en el Reino; y cada microscópico gesto está escrito.

La oportunidad marcha paralela al arrepentimiento; y es tan eterna como el espíritu mismo; es por eso que se dice que las puertas del arrepentimiento están abiertas para todos; en todos mora el arrepentimiento; es una de las leyes de la conciencia; la oportunidad exsiste; y es virtud viviente; todo exsiste y todo es viviente; lo que no vive ni se siente en vuestras mentes, se vive y se siente en otras dimensiones.

La evolución vuestra, viene saliendo de las tinieblas; porque el error mayor produce errores menores; que si no se enmiendan, llegan también a mayores.

El arrepentimiento defiende ante el Padre, al espíritu que acudió a él; es por eso que es más fácil que sea salvo, un espíritu que se arrepintió, a uno que no se arrepintió; porque este último anuló todo posible defensor; sólo por el arrepentimiento, se llega al Padre; porque la iniciativa debe salir del mismo espíritu; debe salir de sí mismo; porque es más auténtica delante del Padre.

El arrepentimiento crea otros tiempos y espacios, que hacen que las tinieblas se contenga; porque hasta las tinieblas, tienen leyes que cumplir; el nó atropellarlas, es prueba propia de las tinieblas; luz y tinieblas rinden cuenta al Padre en sus respectivas leyes.

El arrepentimiento es tan viviente, como el resto de las otras infinitas virtudes; el que se arrepiente, gana tantos puntitos de luz, como segundos dure el arrepentimiento.

El arrepentimiento abre nuevas puertas, para nuevas oportunidades; el que no se arrepiente, no dá oportunidad a la oportunidad, para que se acuerde de él.

En la divina enseñanza bíblica que dice: todo el que no naciere de nuevo, no vé el reino de Dios; es decir, que el que no se enmienda, no avanza hacia Dios; se detiene en las tinieblas de sus propias faltas.

La divina misericordia y el infinito amor del Eterno, a todos dá oportunidad de rehacer, lo que el propio espíritu deshizo.

Todo arrepentimiento conmueve al Padre; exsiste también el perdón; cuando su divino libre albedrío así lo estima; esto es posible porque todo exsiste; dentro de un arrepentimiento exsiste un futuro de decisiones; todo un mundo de futuras realizaciones; el espíritu desea enmendarse; y todo este futuro que aún no se materializa y que está dentro de todo arrepentimiento, es visto por el divino Padre; y viendo el futuro, adelanta el perdón; el perdón significa estar de nuevo limpio; esto no implica que la deuda no se deba pagar; todo se paga en la eternidad del espíritu; si no se paga en una exsistencia, se paga en la otra; igual cosa sucede con los premios pendientes; he aquí la causa única de las diversidades de destinos, que se observa en la Tierra; a todos les es dado según sus méritos; según sus experiencias; según el puntaje de su añadidura; pues a cada exsistencia añade lo aprendido; esta revelación, aclara otro misterio más.

Es más fácil que logre un perdón en el divino juicio de Dios, uno que atendió a su sensación de arrepentimiento en la prueba de la vida; a que lo logre uno que le opuso una extraña resistencia mental; el soberbio siempre pierde en los divinos juicios de Dios.

Todo arrepentimiento, es una puerta que hace que todo espíritu, se rectifique; dando paso a la humildad y la honradez; es al única oportunidad, que tiene todo pecador; ninguna virtud, que no sea el arrepentimiento, le limpia de todo pecado; el arrepentimiento y la humildad, son de la divina filosofía del Cordero de Dios.

Que el que no se enmienda, no avanza hacia Dios; se detiene en las tinieblas de sus propias faltas; la divina misericordia y el infinito amor del Eterno, a todos dá oportunidad de rehacer, lo que el propio espíritu deshizo.

Todo arrepentido, hace hablar a la esperanza; y las virtudes le apoyan; especialmente la paciencia; paciencia y esperanza, siempre obran juntas; son inseparables.

Para que satanás sea admitido de nuevo en el Reino, satanás tiene primero que arrepentirse y transformarse.



Fragmentos de la CIENCIA CELESTE - Alfa y Omega